31 enero 2010

Big Nothing

30 enero 2010

La Cara de Niki Lauda



ese viaje que hicimos
no lo voy a poder olvidar
pasan imágenes por mi cabeza que apenas me dejan estar
tú te pusiste delante
dijiste que ibas a conducir
con una sonrisa tan grande que no pude más que sonreír
todo el camino esquivando camiones
mi corazón se iba a salir
cada vez que te volvías a mirar hacia mí
me preguntaste si estaba asustado
y yo no sabía qué decir
sólo pensaba que no me importaba morir

latas vacías de cerveza
se apilaban en el asiento de atrás
hasta la proxima gasolinera
donde parar a por más
no me preguntes si te echo de menos
porque no podría mentir
pero he traído un regalo que puedes oír
que te haga sentir
lo que siento yo aquí

Esto

Esto podría convertirse en mito o en leyenda,
o más bien en motivo de una charla banal entre un grupo de
amigos
aburridos.

(-Por cierto -dirá alguno-, ¿no se llamaba Elena la
muchacha?)

Pero esto es de momento sólo vida,
incomprensible y pura vida,
un vulgar episodio de la vida.

Y duele.

Tragedia sin grandeza
que a nadie inspirará piedad ni espanto,
sólo algún comentario desdeñoso
dedicado
a la torpe actuación del agonista
cuyo infausto destino
no fue tramado por los dioses, sino
por ese pobre diablo que es él mismo.

Ángel González

29 enero 2010

Aunque siempre es al revés

you are raining in
I can't escape that feeling
you're dripping into the buckets I have placed
where damage isn't already done
I saw you on bus 15
heading north to take the train
everyone looks the same
still we have different names

Suarón, El tal M, etc.



28 enero 2010

El empresario

Son tantos los gastos en cachivaches inútiles, es tan fracasada la apuesta en aquél que no vale para nada.
Envites hasta con el patrimonio personal para qué.
Me da que ya me la suda.
Al final del camino me envanezco y le digo sin parpadear, con los ojos bien abiertos, que ni su pañuelo perfecto sobresaliendo de su chaqueta, ni su corbata anudada con una exquisitez sin parangón, ni su camisa planchada y combinada milimétricamente pueden llegar a hacerle comprender la naturaleza de este desastre.

27 enero 2010

Siempre que quiera (VI)


Neutro.
Te vuelvo a llamar y sólo esqueletos, sustancias que devienen en polvo.
Sólo neutralidad, el pánico de que no estés en primera fila.
Lo podría decir con otra canción -ustedes me perdonarán- pero no hay salida ni gateras donde arrastrar ya el pelo.


26 enero 2010

En honor a unos días no tan lejanos

25 enero 2010

Siempre que quiera (V)

A escasos metros, la pasarela fría de sentirte tan lejana

24 enero 2010

Parte de lo que me debes

[...] Haciendo simultáneas un sinfín de reflexiones, otra de las más notables, si no la primordial o suprema y perfectamente engarzada con lo que menciono en líneas precedentes, apuntaba a ti, a mi sentir despechado en el cual yo me basaría para exigirte una deuda, esa parte a demandar de la que tan bien habla la canción de Los Planetas que figura en el epígrafe de la entrada: ‘¿Has vuelto de nuevo allí? / ¿En qué has pensado? / No te has acordado más de mí / Que yo no he conseguido nada a cambio…
Sin embargo reconozco con la velocidad de un relámpago que no puede haber nada más definitorio del cinismo que esta postura. Y eso que, a la vez, pienso que un mínimo de perplejidad por lo menos me merezco, por el resultado de absurdo sistémico con lo que concluyó todo aquello, lo que creía productor de ilusiones y no resultó más que vacío ilusorio [...]


(Diarios 2006-2010)



Cuántas veces lo intenté
y no sirvió de nada
De un millón de formas lo intenté
y no sirvió de nada
¿Lo has sentido alguna vez?
¿Echas de menos algo?
¿Te has arrepentido alguna vez
de haber tenido y de no haberlo dado?
¿Has vuelto de nuevo allí?
¿En qué has pensado?
No te has acordado mas de mí
que yo no he conseguido nada a cambio
A veces pienso en lo estúpido que fui
las fuerzas que gasté
el tiempo que perdí
A veces pienso en lo estúpido que fui
las fuerzas que gasté
el tiempo que perdí

Vengan jipis, jijiji


Manuel tiene dos títulos, un Master, sabe tres idiomas, sin embargo en su currículum ni un solo trabajo decente, la vida es muy injusta. Manuel hace café y atiende el fuego, las patatas deben de estar a punto pero todavía falta un poco. Violeta va a salir del baño entre reflejos de un espejo que engalanan las compañeras de piso con notitas y que la vida es hermosa, sonríe por favor, etc. Violeta se acerca a la cocina para cenar junto a Manuel, una noche de resistencia por alguna buena causa les ha concedido intimidad en el piso compartido. Manuel y Violeta fuman marihuana, fuman hachís, beben vino barato con Casera, nada de cocacola, no están muy a favor del calimocho ni de entidades ésas de pijillos burgueses, qué sinvivir.
Hablan copiosamente: ese novísimo giro en la actualización del borrador de libro que Manuel está llevando a cabo ocupa espacio y las molestias de Violeta por ensamblar su presente y sus quehaceres con las inquietudes de aquél. El mentado borrador transfiere su conversación escrupulosa y colma una noche de viernes, lugar común del esparcimiento ajeno y postizo, ese dejarse llevar de modo exponencial, mientras que ellos discuten para extraer alguna conclusión efectiva, alguna migaja o aporte provechoso al texto que Manuel apuntala. Después, otro porro para llenar el silencio en el periodo característico que invariablemente aparece, posicionados cerca de unas velas que en verano no eran necesarias y del incienso que para qué hostias servirá, y que en esta madriguera es tan oportuno.
Manuel friega a continuación los platos y recoge después de tomar el café, Violeta pone un disco a volumen bajo, apenas como un hilo musical (el tráfico aun es perceptible con la ventana cerrada), y se acomoda en el sillón. Él acude a los pocos minutos y siguen con el debate. Ahora se centran en otras cuestiones: ya se sabe, qué se puede hacer aquí.
Es el momento de acostarse, por supuesto a dormir, si bien Manuel ya sobrelleva una erección de caballo, una mano aquí o allá, mire usté, y cómo verbalizarlo porque ponerlo de manifiesto podría ser tachado ferozmente de machista como mínimo. Le cuesta un mundo a Manuel transmitir el mensaje, la palabra tan utilizada por la chusma a la que pertenecen -y que niegan- no les corresponde. No obstante esa cama sin hacer en quince días se alisa y les acopla en el tran tran ventajoso, y luego ya cambian las tornas, Don Manuel, pues durante las siguientes horas a usted le visita el sueño y después la vigilia.

Y colocar un post-it en la estantería deseándole a Violeta buenos días, y joder con el plato de la ducha, ya podían fregarlo; aunque bueno, mañana es sábado y pasaré por casa de Marta, hay una reunión de no se qué colectivo que nos tendrá un rato ocupados, pero cuando termine ese coñazo nos quedaremos a solas y cenaremos y fumaremos y beberemos y pondremos música y nos iremos los dos juntos a dormir.

23 enero 2010

A menudo


Desde octubre de 2008 hubo tiempo hasta para que cayera el diluvio universal. Entonces esto, con qué cara enfrentarse a esto. Ojalá me fuera dado el poder de elegir. Entretanto, deshojaré hasta el agua de los floreros y el tiempo perseguirá mi respiración. No calculo elevarme mucho más ni caer más abajo. Cuando te venga en gana presentarte de veras, ya sabes donde estoy.

22 enero 2010

L.

Decir de alguna forma que nada de esto ha merecido la pena


you walk down alameda shuffling your deck of trick cards over everyone
like some precious only son
face down, bow to the champion
you walk down alameda looking at the cracks in the sidewalk
thinking about your friends
how you maintain all them in a constant set of suspense
for your own protection over their affection
nobody broke your heart
you broke your own 'cos you can't finish what you start
walk down alameda brushing off the nightmare you wish
could plague me when I'm awake
so now you see your first mistake was thinking that you could relate
for one or two minutes she liked you
but the fix is in
you're all pretension
I never pay attention
nobody broke your heart
you broke your own 'cos you can't finish what you start
nobody broke your heart
you broke your own 'cos you can't finish what you start
nobody broke your heart
you broke your own 'cos you can't finish what you start
nobody broke your heart
if you're alone, it must be you that wants to be apart

21 enero 2010

Cruces

Primero anhelando que pase y después rezando por que vuelva

20 enero 2010

Malegría


Que por qué no hablo de felicidad: porque sólo hablo con verdades

19 enero 2010

Cielo gris



Ahora estoy seguro de que no es lo mismo este lunes después de tropecientos domingos. Y todo aquello que se esfumó en un suspiro y una conversación, en subrayar y vincular las horas, en ese aflojar de músculos y cerrar de párpados, en la tez que pierde el color con caricias desoladoras, en el embudo estúpido y la amargura, en la piel que habrá que mudar -quizá como una restañadura de vidrio y cemento-, habrá instrumentado certeramente aquellos incontables lunes una vez me haya inmiscuido en conversaciones que concluyan con…, que concluyan sin más porque yo no soy capaz a seguirlas, y luego vendrá el martes inexpugnable y sin coartadas, me arruinaré dentro de aquel magma, de la atmósfera que reinará como un clamor durante todos los días en que presumiblemente dura una semana.

18 enero 2010

Siempre que quiera (IV)



Día de Reyes y el carné de conducir como una corriente de viento.
Ahí estás, o lo que queda de ti, me dice.
Oh sí, claro que sí, vivo entre la expectación y la muerte, ironizo. Pues bien, a ver cómo me explicas entonces eso que me vas contando, prosigo, porque los muros de esta ciudad son altos y la llave la hemos echado al agua.
Ganaré todas las calles, escalaré todas las montañas, me sumergiré en todos los mares.
No es fácil dar conmigo, podrías preguntar a los barrenderos y el goteo de la insensatez alumbrará tus pasos.
Tengo coche nuevo, ahora sólo me falta aprobar el examen.
Me llevarás contigo.
Claro que sí. Iré a buscarte.
Me sacarás de esta ciudad.
Eso está hecho.
Redunda. Ella siempre es redundante. Yo siempre soy hiperbólico.
(Y quiero que lo entienda hasta el infinito: ya no soy inmortal. Sin embargo a menudo estos desmanes, este caer de bruces que parecen sugerir que yo ambiciono manifestar lo contrario.)
El mundo es un pañuelo, observa.
(Silencio).
Por qué no hablas…
(Silencio).
Estoy delante del ordenador. Tecleo: I’m back. Me rompo por fuera.
Claridades y colores la bañan. Rayos y centellas despeñan mis cicatrices.
Hay un balón, hay un niño. Ella prolonga su viaje, pasa de largo.
Mientras tanto, un pelotón de sirenas asola la ciudad.

17 enero 2010

Incendios de nieve

Aunque esté mal decirlo, y esté vivo el pulso de la música tecno del feroz vecindario, y la cafetera pugne en octogonal, y la fina perspectiva se transforme en juego, lo consumado en párrafos, luego el aliento en espejos, y los muertos resurjan entonces de sus tumbas, y se avergüencen las muñecas y las sílabas, y las enciclopedias sean escombros, y yo me haya agazapado en el interior de una ofensiva y absorba el jadeo de la trinchera, y las fragancias corten como el veneno, y no haya deplorado por una vez las horas perdidas, al final habré pasado por encima de todos ésos sin etiquetas, y tú no superarás esto, no serás capaz, ni tampoco, cómo no, serás capaz de odiarme.



Ya ves, soy un loco y son más de las tres
Ya sé que está mal romper ventanas de un bloque
para encontrarte y decirte
"no habrá más reproches"

Intento mostrarte que lo mío es real
quise alquilar un cantante de peso
y, la verdad, me asusté al leer esos precios
No serás capaz de odiarme,
tan sólo quería ilustrar
que quiero arriesgarme a conocerte
porque el miedo al fin cayó, al fin cedió

Tú mira hacia abajo, llevo una banda especial,
doscientos sonámbulos que silban de miedo,
flautistas morenos y seis timbaleros, dos mancos
y espectros de noche que encontré en la ciudad,
como este anormal con un didgeridoo negro,
mal ventilado y peor de los nervios que yo...

No serás capaz de odiarme,
si lo he empeorado aún más
que bajen tus labios y me callen,
si no empezaremos a silbar.

Por si alguien aún duerme, incendios de nieve y calor
A veces te pasas, incendios de nieve y calor

Y al parecer nos sienta bien pelear,
justo al contrario, fortalece más
Supera esto, no serás capaz,
supera esto, no serás capaz

16 enero 2010

Las canciones de Extremoduro

Imposible fue no sentirse triste ni vacío por todos los rincones, derogar ásperamente el tiempo delante de la casa de David El Gnomo con dos carajillos y un refresco de cola, el sol y la sombra, determinado viento con una especie de frescura ideal que acompasa los minutos, las pausas entre los fonemas y algún que otro diptongo, la mirada que se escapa y ralentiza los consecuentes segundos, apartarse unos milímetros y hacer hueco, después cien carcajadas, las llaves (tarjetas) de la habitación de un hotel imposible, aquel té verde y pasar porque sí a otra cosa, sin miramientos, y las gafas de sol, las botellas de sidra a inmediaciones del mar, horror, horror hueco de gaviotas, ahí donde nunca pasa nada (en ese tiempo en el cual nunca cambia nada), el ansia por correr, por detonar y arder, volar, yendo y viniendo a horcajadas de torbellinos de pólvora, y de algún modo morirse de una vez cuando no queda esperanza, espera, pues cómo pretender estancar los segundos, la lógica aplastante de leyes y ontologías, despedidas con un hasta nunca, cartas/postales/e-mails/sms sin contestación, además de las otras cartas jamás enviadas, robar tres o cuatro sacos de la central de Correos en Vienna para abarcarlas, tal vez asumir que no merece la pena, reposar por el contrario con el salvoconducto del mar, la ensoñación como realidad, los cajones revueltos, abiertos y, claro, el asco, aquella autoridad irónica de la última fotografía garabateada traviesamente, frases rosas, cursilería, ñoñería, moñería, estopa que aquí no cabe pese a la contradicción, la caminata interminable, la cárcel de los pasos, las botellas, las palabras y las confesiones que sonrojan y para qué, atribuir todo esto a la borrachera, parte activa dentro del escenario, continente de funeral, abstracciones de lo que algún día habrá que afrontar, una canción que otra vez empieza, un vergel de cartón piedra como única dedicatoria y siempre el corazón a la sombra, los tropezones, los rincones de calles que una y otra vez son distracción, agujeros, el ingrediente indispensable que es mirarte, la luz estúpida, el desvelo imberbe, el decorado que se viene abajo, que va de cráneo, la necesidad, el contador a cero porque no queda otra, la locura que no se sabe cuándo irrumpió, y por lo demás un calidoscopio frecuente, un sollozo familiar, esa realidad sin destino, a menudo por culpa de los otros que es lo fácil, abolir en ayunas la primavera, perros de encallecida boca por tanto ladrar, televisión y programas en diferido, zapatos que aplastan el hielo y siempre el corazón, Miguel, que sigo condenado al matorral y el algodón, puntos y coma porque ya da igual, da igual la línea atrás del mar, los barcos que se hunden, los calabozos, la luz, el carné de identidad, y seguir la luz del sol como no mirar, joder, que me dejen de una vez en paz, que se vaya también la luna a tomar por culo, la estación de tren desde la que nunca recibirás postales ni desprecios, y sí, mientras tanto la humedad y la carne igual que resplandores, a la vez que viene y se va la luz del sol, que memorizo que no estás sola, que se rompe el hilo conductor en la medida en que surco y que respiro, y piedras y guirnaldas y el ayer que te trae sin cuidado, que yo reverencié pese a la derrota y el sueño y la realidad que no renuncian, averiguar cuál es tu nombre y la pausa ideal y tu bebida favorita, y persuadirme de que lo conveniente es salir de aquí como una bomba nuclear, un espejo que no será desafortunado romper en mil pedazos, que no estaré abocado a tejer ni destejer por las noches ni saber esconderme, porque ya estoy cerca del autobús, el autobús que no despega, que quiere hacer camino, allí donde acometen risas adolescentes y preveraniegas, terreno donde me encojo contra el cristal, bien quieto, en el instante en que se desgarra la luz del sol.



Sin patria ni banderas,
ahora vivo a mi manera;
y es que me siento extranjero,
fuera de tus agujeros.

Miente el carné de identidad:
tu culo es mi localidad.
Miente el destino para hacer
que no te vuelva a ver.

Miente. Si dice no, me miente,
si dice sí, me miente;
y si calla, también miente.

Dice que yo ya no te espero.
Un cabrón embustero
es, mi corazón, que miente.

No se atreve la luz si no estás tú,
a pasar por aquí si oye mi voz.
Desde que no estás tú en este rincón,
no se atreve a pasar la luz del Sol.
Si oye mi voz, se queda fuera.

Luz, maldita sea la luz
que me desvela.
No. Aquí no ve y la luz
se desespera.

Me arroja a ver el mundo,
y me lo encuentro furibundo.
Si quiero ir a la moda,
necesito una pistola.

Dijo Amor antes de marchar:
ya no me gusta este lugar.
Oigo que vuelve y vuelvo a ver,
vuelvo a mover los pies.

Viento, me pongo en movimiento
y hago crecer las olas
del mar que tienes dentro.

Tiempo, devuélveme el momento.
Quiero pasar las horas
nadando mar adentro,

y revolcarme por el suelo
para empezar todo de cero.

Luz, si fuera el cielo azul,
si enloqueciera...
Mira, ha venido una luz,
como de fuera.

Ya vuelvo a caer, voy derechito de cabeza. Sí.
Vuelven a salir chorros de la naturaleza.
Caigo derechito, derechito de cabeza. Sí.
vivo derribando, derribando las barreras.

Y dicen que mi vida es un exceso,
y yo me vendo sólo por un beso.
¿Qué voy a hacer, si vivo a cada hora
esclavo de la intensidad?
Vivo de la necesidad.

Estaba el cielo lleno de estrellas,
y he pasado la noche con ellas.
¿Qué voy a hacer, si vivo a cada hora
esclavo de la intensidad?
Vivo de la necesidad.

Y me revuelco por el suelo,
para empezar todo de cero.

Luz, si fuera el cielo azul,
si enloqueciera...
Mira, que ha venido una luz,
como de fuera.

Luz, maldita sea la luz
que me desvela.
No, aquí no ve y la luz,
se desespera.

No se ve;
la vida se me queda a oscuras.
Venme a ver
caminito de la locura.

Me mira, me droga,
las fuerzas me abandonan.
Me droga, me mira.

Me dice, guasona,
métete en mi persona.
Me droga, me mira.

Se volvió a gusano, mariposa,
cansada de volar y no poder
arrastrarse al fondo de las cosas,
a ver si dentro puede comprender.

No se ve;
la vida se me queda a oscuras.
Venme a ver
caminito de la locura.

15 enero 2010

Una f-foto tuya



La ciencia ficción
es ese futuro
en que lo seguro
es que ya no seremos jóvenes.
Y fui
buscando redención
y con una mochila
llena de pastillas salí.

Una f-foto tuya y creció la duda,
Laura Palmer otra vez.

Ya despega el avión,
y a mí me me despega
de esta tierra
que toca tu carne.
Y pérdida y mutilación
vuelve a ser la historia
de mi memoria otra vez.

Un papelote suelto, con algo escrito,
con tu letra, importa más que el mundo
para mí.

Ya que te había olvidao,
una foto tuya, qué inoportuna, me abrió la puerta.
Ya te había enterrao
y una foto tuya sembró la duda otra vez.

Y reflotó el cadáver, tu cadáver,
Laura Palmer otra vez.

Ya que te había olvidao,
una foto tuya, qué inoportuna, me abrió la puerta.
Ya te había enterrao
y una foto tuya sembró la duda otra vez.

La ciencia-ficción es ese futuro en que lo seguro
es que ya no seremos jóvenes,
y pérdida y mutilación vuelve a ser la historia
de mi memoria
otra vez.

13 enero 2010

Tragón

12 enero 2010

AX blanco



El viento balancea la cola del león cuando intercalo con el presente una vieja idea, y ésta se hace verbo. Así las cosas, recojo el coche en el domicilio de quien era su dueño original y sin perder un minuto me pongo en marcha. Las costas que me esperan son como alfileres.
Primero cruces, un taxi que se atraviesa, giros a la izquierda, humo negro de camión, la convicción de que debo refutar tanto sarcasmo.
Segundo, parada y menú, lectura de un periódico, vistazo a la televisión, monigotes igual que puños taladrando el cerebro.
Tercero: parece que siempre es domingo, el reloj del campanario libera un ruido inaceptable. Me pregunto dónde quedó la infancia en la cual apreciaba el sonido de las señales horarias. En estos tiempos tales sonidos simplemente escriben la historia perversa del desperdicio.
Cuarto: buscar sin esperanza, en definitiva, emprender a todas luces la ruta de los palos de ciego. Encender enseguida la radio, miseria compatible con tristeza.
Quinto: la puerta iluminada de un motel, puesto desde el que realizaré la primera llamada, quizá la última. Aquí, mezclado entre ropa de cama áspera y frente al gran ventanal, el cielo será un ancho vientre y las estrellas seguiré sin saber bien lo que son.

11 enero 2010

Siempre que quiera (III)

Ahora deberías de explicarme por qué reapareciste cuando lo más sensato sería el exilio, el ostracismo, los muebles que se tiran a la basura.

Sé muy bien que nada sirve de nada, que tu simbolismo es espuma.

Sin embargo yo desando la carretera aunque te importe un carajo si sigo vivo o por fin ya estoy muerto.




A veces,
mi egoísmo me llena
de maldad,
y te odio casi
hasta hacerme daño
a mí mismo:
son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin remedio,
mi querido
hermano y parigual en la desgracia.

A veces -o mejor dicho:
casi nunca-,
te odio tanto que te veo distinta.
Ni en corazón ni en alma te pareces
a la que amaba sólo hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible y por lejano-.

Pero el odio también me modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme cuenta
soy otro
que no odia,
que ama
a esa desconocida cuyo nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
largo el cabello.

Cuando sonríes, yo te reconozco,
identifico tu perfil primero,
y vuelvo a verte,
al fin,
tal como eras, como sigues
siendo,
como serás ya siempre, mientras te ame.

"Carta sin despedida", Ángel González

08 enero 2010

Siempre que quiera (II)


He pasado esta tarde por allí.
A pesar de todo aún conservo un trozo de espacio para el recuerdo.

La calle fue un rumor de olas amplificado, detrás de cada esquina se esbozaban ciertos trazos de distancia: aquellas sombras que tan bien proyectamos, los fragmentos que suscriben las agujas de cualquier reloj. La sombra que pesa, que asfixia.
Ha sonado otra vez por mi cabeza el mismo tema, una especie de desfile sanguinario, neutro de vez en cuando, siempre devastador.

He visto cómo ardían las paredes. No he visto cómo ardía la nieve, Ángel, aunque casi.

A fin de cuentas no es tan fácil tomar una ciudad.
No es tan sencillo dejar pasar sin más el tiempo.
Siempre se dice que uno debe buscar su camino.

Después de todo, ni la sombra de la sombra de esa huella que con hierro imprimiste me servirá como epitafio.

06 enero 2010

Y basta

02 enero 2010

Feliz 2010