¡y quién tuviera su don!
Todos los raros fuimos al concierto
del gran telépata de Dublín.
Media hora antes invadimos el metro,
yo iba obligado y tú en éxtasis.
Y tanto os daba ocho como ochenta
a los fanáticos de John Boy,
frente al estadio ya cantabais sus temas,
primeras filas vuestra obsesión.
Decíais que John Boy era boreal,
algo ambiguo y de infancia gris,
sinceramente yo lo detestaba hasta morir.
La luz se desmayó,
¿con cuál van a empezar?
A ti te daba igual, dijiste “acertará”.
¿Cómo es posible que haya estado en tus infiernos?
Es imposible o no..., ¡misterio!
¡y quién tuviera su don!
¿Sería posible conocerte más por dentro?
No lo conseguiré, saber más de ti.
Yo no soy fan, otro fan de John Boy.
Odio a John Boy, tu odiarás a John Boy.
De aquellas masas era el gran insecto.
“Tiene poderes” llegaste a decir.
Creo que lleva media vida huyendo,
quizás le pasa lo mismo que a mí.
Había expandido su emisión global
desde Lima hasta Reikiavik
y sin embargo a quien tenía cerca
no podía transmitir.
Mirada universal, de alcance personal
me hipnotizó por fin con su verso letal.
¿Cómo es posible que haya estado en sus infiernos?
Es imposible o no..., ¡misterio!
¡y quién tuviera su don!
¿Sería posible conocerte más por dentro?
no lo conseguiré, nunca sabré
si yo no tengo su don,
¡si yo no tengo su don!
Y ahora ya soy, y ahora ya, ya lo soy
y ahora ya soy otro fan de John Boy.
1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna)
2 Comments:
Bajonazo...
;-)
Y tanto, ¡¡si yo no tengo su don!!
Jejejeje
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