11 abril 2009

Habemus Papa

Te conservé arrasada por el tiempo. Una más, de aquéllas. Pero ahora no quiero darme de hostias con tu amigo que igualmente es sencillo y divulgado en su acaso natural aparición o ciencia, escepticismo, biología, física, inversiones, farmacia, química, electrónica... (y tantos conocimientos que ignoro y que atesoro). No soy de los que se dan el rollo de saberlo todo, de expresarlo todo con sencillez, sin pedanterías varias, con degustaciones sinceras. No soy de ésos. No soy el sombrero ejemplar y la campana de la sabiduría, el arquetipo de la omnipotente imparcialidad que únicamente pueden acumular unos pocos o al menos uno. Ni siquiera aquél que extrae del cemento la consigna, el objetivo de provocar la aventura y la herramienta, qué diablos, no soy de los que ponen en pie los estadios. No comparezco ampliamente maltratado por la injusticia, la ausencia de los valores de la revolución de conservadores y de mártires que castigan cierta horma de burguesía que no es veraz, más aun, contumaz, ni me sé de pé a pá vuestros mandamientos. No me busquéis.
Anuncié al mundo el cónclave, la acorralé contra una pared a las diez menos cuarto, junto a un cajero y a una lluvia empobrecida. Sus colegas se estarán muriendo, hartos de necesidad, pensaba mientras frente al pelotón, sin ver ni en sueños la nieve. Cuando me llevaron a descubrir la nieve yo ya la conocía, ya me la sabía de memoria. Pero entonces a qué me trajisteis, os reproché. Luego, abriendo los cuadernos Rubio y toda la caligrafía con que instruirse os provoqué el recular, pues qué aprender, dije, mosaicos de brillantina y polen son mis versos, terreno en la vida nunca hollado mi sabiduría.
Soy el rebelde que sin tinta ni ideas volatiza cualquier conjetura.
No me preguntes porque mi callada respuesta deslumbrará el camino y gasificará el sino y la efervescencia postergada. Y no, no soy de los que hacen alarde sin más: el silencio y mi silencio os formarán añicos que después os harán aullar (aullabas, aullaba, aullábamos). El bufido del tiempo que acertasteis perdido os rendirá visita. El tanto del honor será ejemplo vivo de vuestra inferior vicisitud y de que el movimiento se demuestra andando, y después pudrirá las rodillas. La sentencia de una vida casi novelada, sin referente alguno más que la creencia vana en mi ficción, se inclinará en vuestra apariencia de huesos de ceniza y de estrechas miras y de cálculos echados por tierra. Luego -y entonces- la mano que de mi mano despegará por el frío tu tensión en una nota suspendida que el azar entrelazará y subrayará con la caída prolífica de una necia, vaga, curiosa, genial arquitectura, será mi epitafio que fusilará el aliento ocurrente y recurrente de mi dogma, la única, la sempiterna verdad, y ahora tú respiras.

2 Comments:

At 00:17, Blogger encarnisabina said...

Me ha gustado muchísimo, la frase final me le he leido veintisiete veces por que me ha impresionado.
¡qué gusto que decidieras volver!

Un beso
Encarni

 
At 11:10, Blogger Guaje Merucu said...

Thanks a lot!!

 

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