Recreo
Pedrito le da un traguito a su copa. No piensa en cine, en libros, en música. Pufff, una brasa. Escribe un sms y dice: "estoy borracho. Es madrugada y estoy borracho en Madrid. Sin atenuantes ni sentido de la culpa ni del ridículo. Todos los indicios sé que apuntan hacia mí". Le da a la tecla de enviar y se vuelve hacia la barra. Oh yeah. Aldabonazo de luz. Y ahora un golpe de calor: ¿te acuerdas? Juntar versos en la servilleta, el cielo se queda en paños menores a tu vera, todo me parece una marcianada, ponme otra, no me seas remilgado. Las paradas en sentido vertical, subida y bajada, imperfecciones y despropósitos. Rebuscar. Pedrito cambia de postura muchas horas antes, no se aguanta en el asiento. Luego estaré allí y tiraré de la manta. Espumillón, estrellas. La línea del after. Pastillas sin sabor. Ya se conoce la historia. El intervalo entre el grito y aquel portero. Caer, portero, acera, amortiguación, andén, metro, escaleras mecánicas. Un corte en la cara. El portero que lo acecha. La calle, de día. La calle, sin lugar a dudas, ésta es la calle. A la derecha, pegado siempre a la derecha. El aire. Pedrito en el recreo, anonadado. Mañana estoy de vuelta. La cabeza como el melón abierto a golpe de hacha. Estaba frío, te juro que después te lo contaré todo. Ahora déjame que cierre los ojos. Es sólo un momento. Ahora déjame, cuesta arriba.
2 Comments:
¡Ánimo Pedrito!
Paracetamol y vitamina C a espuertas...
Besos
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