30 enero 2010

Esto

Esto podría convertirse en mito o en leyenda,
o más bien en motivo de una charla banal entre un grupo de
amigos
aburridos.

(-Por cierto -dirá alguno-, ¿no se llamaba Elena la
muchacha?)

Pero esto es de momento sólo vida,
incomprensible y pura vida,
un vulgar episodio de la vida.

Y duele.

Tragedia sin grandeza
que a nadie inspirará piedad ni espanto,
sólo algún comentario desdeñoso
dedicado
a la torpe actuación del agonista
cuyo infausto destino
no fue tramado por los dioses, sino
por ese pobre diablo que es él mismo.

Ángel González