Siempre que quiera (VIII)
¿Cómo es posible que aún siga vivo después de lo del sábado, de esa visita nada sorprendente, por otra parte?
No voy a negar que pasé miedo, que después del miedo asomó el ridículo, que lo de esparcir el polen con las palabras que no advertiste se tornó en futilidad.
Pero entonces ahora pregúntame lo que te plazca.
Dado que no hay nada, este hilo perdurará sin enhebrar siempre que quiera.
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