Siempre que quiera (X)
Y la vida siguió
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido
Cuando pienso en los días de diciembre de 2005, si me paro un solo instante a rememorar el estrafalario diciembre de 2005 y la Avenida de América, Cuatro Caminos, metro Valdeacederas, Santo Domingo, Callao, las grietas de Santa Ana y que me llevabas a comer a restaurantes asiáticos, en alguna que otra ocasión a restaurantes turcos, el té en Lavapiés, el camino dirección Ópera, siempre una ruta demasiado exigua para mi gusto. Si te digo que nadie se acordó de mí, que al final resultaste tú el producto final de aquel exilio atronador, de los almuerzos polares y la redondez de un olvido que no me coge por sorpresa, por qué negarlo.
Si te mencionase todo esto -aun impertérrito-, tal vez debería sugerir que atesoro más cosas que detestar, siempre esperando por la señal que no se presentaría, las fracciones que conceden las tuercas de algún que otro péndulo. Y a pesar de ello no es menos cierto que llegué a pensar que a tu lado sería feliz, y por eso llegaban cartas y discos, te prestaba mis libros, quería alzar un templo en tu honor, fundar una religión, rezarte a diario, una palabra tuya bastará para sanarme.
No me quedaron fuerzas ni para plantearme alguna vileza revanchista.
Entraba a los sitios y salía de ellos como un fantasma.
Conspiraba contra mí, sofocaba planes y revoluciones.
Perseguir el curso natural de lo aborrecible.
Sin pistas para averiguar el desenlace.
El nudo y el bosquejo desairándose de.
4 Comments:
Otro gran tema, de los mejores del Sabina...
Imagínate lo de la cita
Me encantó este relato!
Aplauso redondo.
Besos
if
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