La insuperable renuncia
Recorrer kilómetros es adentrarse, evaporarse en la huida, perseguir un viento del que conoces que no vendrá para quedarse, que te dejará abatido en un rincón antes de que termine el momento, cuando uno se piensa feliz y comete la atrocidad de percatarse de ello y le azota la nostalgia, y es entonces, justo entonces, el instante de la verdad demoledora, la insuperable renuncia.
Porque la insuperable renuncia también piensa y rumia en vela y en duermevela, no sólo cuando se incrusta y es serpiente y es hipopótamo.
La insuperable renuncia, la nieve más fea de la historia, perfila y dobla el tiempo, acelera la desaparición.
Es esa hoguera sin talento pero como siempre sin talento destructora.
Te sabe a ese abrazo suspendido, a ese instante malogrado.
2 Comments:
Duele la renuncia que se nos impone.Es cierto, sabe a abrazo suspendido, a todo lo q se nos escapa.Es una buena definición, aunque nos pese.Muchos besos
e.
Y a veces parece que tienes las cosas tan cerca... Y al final sólo humo :-)
Un beso
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