08 septiembre 2008

De los prodigios

Se perdería entre esas denominaciones autóctonas: carrer, plaça, avinguda, travessera, parc, estaçió…, la mayoría palabras hermosas, casi tan bellas como la ciudad de Barcelona, aquélla que figuró como mi destino ideal, la sede de mi voluntario destierro hasta que la realidad me asentó en un lugar más prosaico, la metrópoli y capital mundial de mis ideas, Sebastopol.

Ha pasado mucho tiempo desde que te marchaste a Barcelona, desde que huiste, mejor dicho, de esta ciudad.
Un tiempo que me dedico a malgastar como polvo al viento, como flores sobre la tumba.
Buscándome problemas, muchos más de los que debería adquirir por necesidad.
Mucho tiempo tal vez es una forma de hablar, de explicar y explicarme que hay luces que siempre se mantienen vivas, rígidas como una madrugada de enero.
Me he dedicado por completo a concentrarme en el eje de un círculo de confusión y carambolas fallidas.
He recorrido el mismo bulevar para llegar al mismo sitio de siempre, me he recluido en la iglesia, la basílica que llaman por aquí.
Para llegar al mismo sitio de siempre, en efecto, las paredes resquebrajadas y su silencio.
He pergeñado varios finales, y ninguno era éste. No eran demasiado flexibles esos finales, pero no requiere de flexibilidad la línea recta.
Nunca creí que se pudiera firmar un epitafio más feo, jamás que tu nombre dejara de resplandecer en mi pantalla.

El optimismo se ha caído de la página, se ha, literalmente, descalabrado.
No es por ti, me repito cada mañana, fue una decisión consensuada y adulta, se fraguó como el mejor de los resultados posibles.
Sin embargo de qué manera ejemplificar algunas de las palabras de difícil comprensión. Precisamente con sólo una mirada.
Las catedrales se han derrumbado, los monumentos fueron demolidos, las pinturas destruidas por el fuego. Todos los mitos son irrisorios, las grandes palabras se fueron por donde vinieron.
No me lamento, no, es innegable: mentiría hasta la calumnia si no afirmara que era previsible.
Y seguro que por puro masoquismo practico una suerte de taciturno recreo en este nimio detalle, soy prodigio de la agonía barata.

2 Comments:

At 08:27, Anonymous Anónimo said...

Cuánto me gusta este post.¿Te le he dicho mil veces? Pues prepárate para seguir oyéndolo...
besos costabravistas
eva

 
At 08:45, Blogger Guaje Merucu said...

¿Dónde estaríamos muchos sin if, sin el presente continuo? ;-)

 

Publicar un comentario

<< Home