Estallido
La ojeada que me dirigió el hombre me puso en alerta. Yo venía justo de sacar el ticket de la zona azul, de hacer un gesto tan cotidiano que la irrupción y la puesta de escena de ese movimiento ajeno me implantó un escalofrío por dentro. Estaba pensando en Kafka en ese preciso instante, con la extrañeza de sospechar que cada ciudadano, en su absurdo cada vez más declarado, dejaba en ridículo al adjetivo kafkiano y lo relegaba a una categoría de ordinariez que lo eximía de un encanto y una rareza especial, desbarataba una válvula de escape para motores hiperrevolucionados y absurdos, privándolos de otra especie de sentido, de otra realidad al margen.
Vino la mirada del hombre a situarme en comunión con la lucha por la supervivencia, ideas paranoicas al margen. El camino se emborronó en segundos, un movimiento evasivo con una señal bosquejada que al parecer sólo yo distinguí.
De modo que me aparté intentando no ser muy obvio y el hombre abrió la puerta del coche y recogió algo de su interior. Entonces preví una muerte quizás en exceso penosa, una carga de memoria ignominiosa para los siglos venideros y los descendientes que nunca tuve. El tipo me volvió a echar una mirada mientras se guardaba un paquete de tabaco en el bolsillo de la camisa y, al mismo tiempo, mostró un 38 camuflado en su cintura. Sonrió sin apartar la vista, con un gesto de redención y piedad abominable.
¿Podía seguir paseando sin temor? ¿Me sobresaltaría cuando el hombre descargara el 38 sobre el cuerpo de una mujer que se aproximaba, que avanzaba con firmeza hacia nosotros, que rendiría su vida en un día de otoño, en el primer día de este otoño?
4 Comments:
Ugg...me desarmas cuando mezclas la cotidianiedad con lo imposible. Das tanta verosimilitud así al relato que me pregunto qué calle tomaré mañana, para evitar las que tengan ese tipo de aparcamiento.Porque aunque es septiembre no quisiera morir en otoño.
Muy bueno Guaje.
Again:
muy bueno
abrazo
eva
Oye Guaje, a ver si cuelgas una crónica de la descarga del Robe y su Ley Innata, o de la botellada noventera previa...
Cuidado con la cotidianeidad cuando se convierte en costumbre...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eso a ver ho
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