El vacío existencial de un insecto desconocido
Yace insólito en mi bañera, a veces en movimiento y como buscando una salida, a veces exhibiéndose resignado y ajeno. Fue este mediodía cuando me percaté de su existencia. De su existencia vacía. Este mediodía apareció de nadie sabe dónde y se instaló al principio muy ufano. Creo que al poco tiempo se sintió arrepentido por no pintar nada allí, y además por saberlo. Es duro y sencillo de concluir, por otra parte. Sus movimientos conmovedores (que no conmueven) inclinan la balanza más hacia el repudio que a la conmiseración. Su callada quietud define su perfil timorato.
Pero esto no es lo peor.
Lo peor vendrá mañana, en el momento de la ducha. En el momento en que abra el grifo como si en la bañera no estuviera nadie más que yo. En el momento en que el frágil insecto desconocido reciba el más rotundo de los castigos posibles, el de la demoledora indiferencia.
La vereda de la puerta de atrás (Madrid-Salamanca-Madrid. 2002-2006)
Ignoro si existen especialistas en la tarea de cerrar círculos. O de escapar de ellos. A mí me interesa la cuestión sumamente, porque no sólo tengo que cerrar uno, sino que son dos -al menos- los círculos que aguardan irresueltos e impacientes.
Desde la noche muda de Sebastopol me llegan los insoportables alaridos que portan insomnio a paladas, disparos que quiebran el mutismo para unirnos a la alerta, al desasosiego inservible que desajusta la respiración o el ritmo cardiaco.
Entonces uno ya no podrá nunca asegurar si es círculo o espiral lo que permanece suspendido en el aire, aquello hacia lo que estamos abocados, como tropezones, a inhalar.
Nadie debería confiar en un dinosaurio con pelo
Que los dinosaurios del rock deberían extinguirse. Que, recalcitrantes, los Rolling Stones cancelan también su concierto en Valladolid. Que en qué cabeza cabe que unos impostores presuman de ser los más grandes. Que desde cuándo es posible que los dinosaurios existan y que, encima, tengan pelo.
KBP: De Sebastopol a Borispol
El transporte y los viajeros.
Uno de ellos, un viajero audaz, me dice mientras es atendido bajo los clarines de mi estulticia que piensa que soy ruso. Opina que no puedo proceder de ninguna otra parte. Luego agrega que no se irá sin explicarme tales palabras.
Deseo de
A lo Franz Kafka, y su denodado anhelo de... ¿De?
De ser. Quizás de no ser.
De ser, como él escribió, piel roja.
De merodear por los recodos de las calles en una tarde de agosto.
De sentirme vapuleado por la náusea y querer vomitar amplia, libremente.
De ser ruso, por ejemplo.
De responderle al intrépido viajero de esta tarde: "Soy ruso señor".
De cantar, igual que en esa canción de El Niño Gusano:
Estoy tan cansado de ser como soy,
todo lo que dije lo dijo alguien ya.
¡Qué pena que no sea ruso señor!
¡Qué pena no ser ruso hoy, hoy!
5 Comments:
yoryo yamo yoryo presidente, yoryo yamo yoryo presidente es el orgullo de tuta esta gente!!!!!1
(que es así como lo cantaba)
Fdo.Suarón Pavarotti
suarón los idiomas no son tu fuerte
"yoryo yamo" ¿qué coño ye eso?
Home por dos, paez que el que nun sabes de idiomas yes tu(jejejeje). Ta claro que ye salernitano, de bebé, pero salernitano jejejejeje
transcripción posible:
"Noi vogliamo Giorgio presidente/ il orgoglio di tutta questa gente".
fdo. Il "rapresentante" di Suarón Pavarotti
Creo recordar que la pronunciación era "Gorgue". Respecto al orgullo, estoy seguro de que el médico y el concejal seguirán profesando por mí el mismo sentimiento.
Sí, pa ellos era Gorghe, porque pa mí que eran incapaces de pronunciar Jorge (con jota ejpañola).
Su devoción hacia tu persona seguirá intacta no lo dudes.
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