Que no pienso
Te dicen que no pienso, que te pienso y en los días de lluvia destrozo los paraguas. La charla que estaba aguantando era superficial y preferí quedarme viajando por la superficie de mi coco enfermo. En las esquinas se paran los taxis, gira algún autobús. Imagino que estarás en alguno aunque en otra ciudad. Allí rompen las olas las esquinas y es mejor hacerse con una piragua, mejor para dos. Nunca con un paraguas, que lo quiebra el viento. Los lagos de la memoria son insondables, más lo son las lagunas. Te pienso, te pienso. Te pienso empapada, sin ninguna posibilidad de llegar a casa indemne, ni siquiera si te guareces bajo las arcadas y caminas de seguido. Te queda muy lejos tu casa. Sigue la conversación, pido otra cerveza, miro el reloj, que se ha parado. Miro el reloj y lo paro en otra hora, un par de horas antes, que es cuando estábamos juntos. Me bajo una estación antes de mi estación habitual, prefiero dar una vuelta. Se levanta una ráfaga y me quito el sombrero, huy, no me vaya a despeinar. Dos pasos y de lleno me meto en un charco, zapatos y pantalones echados a perder. Ya me queda menos para entrar en casa. Tú ya has llegado a la terraza del bar, te saludan complacientes tus amigos, les enseñas tu carrilera de sinceros dientes blancos. Hoy muestras hasta la encía, por encontrarte tan feliz. No te figuras que a unos cuantos kilómetros de distancia alguien te piensa y te piensa y no piensa.
2 Comments:
Me he relamido con este post (relapost), es chulísimo.No voy a elogiarte la forma (las dos barajas, los dos tiempos, los dos paisajes...) porque me encanta el fondo y no quiero restarle ni una palabra. Me ha hechizado.
Divino.
Gracias por tus palabras if, sobre todo porque éste está escrito sin trampa
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