24 mayo 2008

Repartiendo juego

Por la calle, en los últimos tiempos un balón corre por las aceras, los chavales pasándoselo en corto, en largo, sin mucho criterio. Alguna que otra vez corrió bajo mis narices, aunque no lo recogí ni distribuí, sólo lo miraba con embeleso, porque no iba dirigido a mí. Fantaseé con que me entregaran la bola, ejercitar la visión de juego, ese ¡míralu ho, ye igual que Pep Guardiola, cómo ve el fútbol! No obstante no me hacían partícipe jamás de posibles internadas o ataques a la maraña defensiva rival.
Hasta que ayer, en lugar de balón, patearon un camión de juguete para que lo siguiera y recogiera, para repartir juego a la altura del Palacio Regional, en Suárez de la Riva. Cuando salió de los pies del muchacho lo intuí preciso, aunque un pelín rápido. No logré controlarlo de primeras y el camión se fue como un tiro a la calzada de Marqués de Santa Cruz. Al otro lado un hombre me dio una segunda oportunidad, y fue cuando llegó el control. Golpeé en diagonal como un sutil toque de palo de golf. El camioncito se disparó desbocado, le había aplicado demasiada fuerza al golpeo, y vislumbré el hostiazo que se daría el anciano hacia el que se dirigía. Me metí en un taxi, me sofoqué en su interior, le rogué al taxista que parara y me abriera a los cien metros, escapar de aquel R-5 color naranja. El tipo se puso nervioso, me ordenó que no me quitara el cinturón de ninguna de las maneras, qué cinturón, contesté y me callé, puesto que el vehículo era de tres puertas y me dejaba a expensas de los designios del señor taxista.
En fin, que al menos el ruido del tráfico era tan intenso que apenas se distinguía el murmullo de una conversación del escándalo de una sirena de ambulancia.

2 Comments:

At 18:44, Blogger David Suárez Suarón said...

cagonmimanto ¡¿pa qué nacería?!

 
At 19:00, Blogger Guaje Merucu said...

Ja, ja, no había pensado en eso.
Muy bueno

 

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