15 abril 2010

Arteixo

No sé si, por ser lo más viable, barajo con entusiasmo la salida que me presentas.
Arteixo y sus polígonos industriales, el déficit, el hambre por paliar aquellas carencias elementales se postulan con maestría sobre el tapete mortecino. Además, tendría el tiro de piedra -unos 13 kilómetros- que apuntalara y activara lo que perece, a ojos vista, bajo el calco de la inercia y de la falta de imaginación.
Me acuerdo de la triste experiencia de 2003/04 y de que, indudablemente, el panorama no era el más apropiado para introducirlo ya en la batidora del veredicto.
Sin embargo está también la confesión acerca del hermano de tu amigo muerto, el distinguir entre todas las palabras que te afectaba sobre todo eso de haberte enterado, casi por casualidad, del suicidio del hermano de Miguel.
Yo, aunque de amplio histórico torpe, inserté el contrario de la lectura que era propio elaborar. Leí, como se dice, entre líneas:

A tientas los nubarrones y detrás del gris el gris de arrogarse, sacar para afuera los avisperos de dicciones estériles, coger el toro por los cuernos.

La pesadilla de vez en cuando que es el común denominador.
Alcanzo tal vez a sospechar.
Lo sé.
Pero no aseguro nada.