11 octubre 2006

Vuelvo a Granada



Entre mi gente encontraré la felicidad
Miguel Ríos


Ya estamos en camino. Casi. El Paraíso, como gusta decir El Brujo, aguarda. Aunque sea un eslogan turístico me temo que no esté empleado en ese sentido. Mucho me temo, viniendo de quien viene. Pero ya estamos listos, ready to go.
Creo que ya estoy preparado psicológica, físicamente. Protectores de estómago, sales de frutas, bicarbonato y análogos se agolpan contra las cremalleras de la maleta en un inútil intento por escapar de lo inevitable. Venid a mí, les ordeno. No vienen pero tampoco pueden huir. Control, eso es lo único necesario.
Y preparación, entrenamiento a base de placebos. Por ejemplo, beber tónica antes de cenar. Tónica a secas, sin el imprescindible gin. Gesto con una eficacia absoluta para afrontar lo que vendrá, elemento inocuo en estos días frente al poder que representará su mezcla con el gin a granel. De todas formas, pensándolo bien, no las tengo todas conmigo. Eso que tiene la tónica, quinina, no me insinúa nada saludable, quizás me esté envenenando con más energía durante mis libaciones en pos de la sugestión que cuando realmente me abandono sin miramientos a la auténtica tarea trasnochadora, la que declina en arduo desgaste. Pues a todos los niveles se expande el deterioro. Que se lo pregunten a mi memoria, que no responderá. No por impertinente, sino porque no recuerda.
La Mahou, que también (y tan bien) manejo con los mismos argumentos y persiguiendo el mismo fin, esta vez en experimento real (mundos virtuales o paralelos aparte y que no vienen a cuento), es otra de mis armas predilectas. Podemos retarnos, calvas y canas aparte, a un duelo bajo la luna llena con el mítico metro de cerveza a las puertas de lo que fue el Bar Chiribí. La música de Los Suaves corre de mi cuenta, yo me encargaré de recordaros las canciones con mi desenvuelta ironía. Garantizo la nostalgia, los retales caprichosos y melancólicos. La cara y la cruz.
Y poco más por hoy.
Bueno sí, ahora me viene a la cabeza, al escribir desde el puesto número 9 de la biblioteca de Sebastopol, que le debo un post medido, muy meditado y que resulte muy espontáneo a una de las bibliotecarias.
Pese a que ella no lo sepa.

3 Comments:

At 18:53, Blogger El Brujo said...

Como imaginas el Brujo se apuntaría (con la greña en el corazón) a ese Metro frente a las ruinas de uno de los núcleos principales de nuestro ¿glorioso? pasado... Pero nunca coinciden agendas. En realidad en mi agenda sólo hay tres fechas en Asturies: Navidad S. Santa y Verano...
Ay, el paraíso Astur, tan guapín y lleno de Folixa... ;-)

 
At 20:31, Blogger kikeconk said...

Sí, sí, seguro, después venderías tu parte del metro y nos dejarías vendidos .... :-)



Tengo que decir que tengo el rencor como una de mis virtudes.

 
At 21:37, Blogger Chela said...

NO HAY COJONES A FACER LO DEL METRO Y LLEVAR UN TOCATA PA PONER A EXTREMODURO Y LOS SUAVES A DOLOR JEJEJE.
Despierta home que duerme que el viernes armamosla, o lo que sea

 

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