30 noviembre 2009

que el partido está perdido ya lo sabéis


Sí que empezamos bien,
y viajeros al tren.
Lo que me quitáis, luego me lo dais,
¿o es que acaso no lo veis?

Y me vuelve a pasar
cuando vuelvo a mirar...
No he perdido el don, mi mejor canción
pronto la regalaré.

Y ahora lo único importante es pasarlo bien
(que el partido está perdido ya lo sabéis).
Vuelves, quieres que te diga que eres un diez,
que no encuentras la salida y vamos a ver

quién te puede enseñar
a vivir otra vez.
Yo en mis cálculos rompo el círculo,
nunca me acostumbraré...

¡Vamos, quiero conocer la parte de atrás!
No te enfades, no te agobies: das para más.
Yo he perdido la cabeza y ya me da igual
porque igual sueño contigo hasta despertar.

29 noviembre 2009

Robert Enke


Paré en todos los bares de tu calle
Fon Román

Y sin embargo llegaba antes y preparaba el café, lo tenía todo listo para que cuando aparecieras hubiera siempre café caliente, con ese aroma y el sabor a las cosas recién hechas.
Por aquel entonces no tenía nada más en la cabeza que a Robert Enke. Descubrí de casualidad los detalles íntimos de su final trágico, a la vez me pasaba por tu barrio, siempre era de noche y alguna ráfaga de viento agitaba la bufanda, precedía a las manos en los bolsillos, la cabeza agachada y la cadencia burlesca del pie derecho detrás del izquierdo. O viceversa.

Intrahistoria
Hacía aproximadamente siete años desde que acabara durante una mañana horrenda en el calabozo de la Nacional. Pensaron algunos que todo saltó por los aires a causa de un impulso subversivo y tonto, aunque la verdad era otra, y la secreta intrahistoria es muy probable que me la lleve a la tumba.
Luego se sucedió una cronología incierta en la cual lo único que quedaba claro es que ya no, y el avance de las estaciones tampoco se fijaba con la pasta de lo creíble, estas manos en el abrigo, esta cabeza agachada hablan de sobra de todo el asunto, virutas de tiempo que desde luego vinieron y pasaron pero no para quedarse.
Sin embargo aparecías, reías mis ocurrencias, y eso que el repertorio estaba más que agotado, tal vez igual que esto que pasa permanentemente conmigo. Bajabas las escaleras y sorbías café, en ocasiones volvías con una taza y la colocabas al borde de la mesa, aprendiste pronto cuánto me gustaba solo, a menudo largo y siempre negro y humeante, lo propio para esperar y llevármelo a los labios, no sufrir heridas, cambalaches, incendios.
Siete años después me ceñía a la duda, luego a la certeza, ya está, ya no existe modo de engancharse y un biombo es el remedio ideal, vale, seguro que no ideal pero es lo que tenemos más a mano. Eso, y un extintor.

Es preferible ser rebelde antes que no serlo, a pesar de que ambas posturas sirvan para lo mismo
Y sin embargo no me muevo un palmo, no me mueves, de veras, excepción insalvable y farolas isabelinas, alguna tarde de domingo entre bambalinas, la tela de la carpa rasgada.

Y sin embargo
Vano, oscuro e inevitable, camino, camino negro, voy detrás de las luces, paso el túnel, pasa la tarde de domingo, acaricio el suelo deshecho, giro alguna esquina, me detengo en algún portal, avanzo, avanzo, sé que no hay futuro, qué hostias, qué hacer aquí y ahora, si no estirar, es decir, imaginar, meterle prisa al reloj y entonces, entonces el viento lo mismo que la muerte que susurrando como a gritos en vano, porque todo es en vano, y todo es un para qué, y sin embargo.

28 noviembre 2009

Abriré las jaulas, mataré a mi dentista


Hablando con las fieras del zoo,
sólo yo hablo ellas suelen mirar.
A veces me quedo quieto en mis zapatos.

Cuando era un crío,
vaya una mierda.
Lo conseguisteis,
me jodisteis bien.
La zancadilla
nada más nacer.

Destruye, destruye, destruye,
destruye, destruye, destruye...

Así es como se crece bien,
con empujones para no pensar.
Y una bomba bajo la almohada.

Llegar a la escuela,
escuela de daños.
Buenos maestros
para aprender a odiar.
Rebelde sin causa,
buscando la calle.

Destruye, destruye, destruye,
destruye, destruye, destruye...

Lejos del bosque en una jaula en el zoo,
tras lo barrotes para no esperar nada.
Abriré las jaulas,
mataré a mi dentista.

Llegar al Ejército,
donde dan los tiros.
Mi nombre está siempre
en el libro de arrestos.
Vestido de verde,
disparo a disparo.

Destruye, destruye, destruye,
destruye, destruye, destruye...

22 noviembre 2009

I never lost control

02 noviembre 2009

Ni Tokio ni A Coruña