Aeropuertos, 29/08/06
Justo antes de llegar se respira aire de aeropuerto: terminología y estética pululan por mi cabeza, incluso la canción. Me refiero a la canción "Aeropuerto" de LLPP que conecto a mis oídos. Los hay frikis.
Tránsito 1
Cambiarse de asiento en el autobús -es un decir- cuando el sol pica por la ventanilla junto a la que se está situado. Acomodarse en un asiento ya reclinado, por ahorro y vagancia a partes iguales. Dormitar, pretender que el viaje se va a prolongar durante largo tiempo, siempre más que el real. Huir de la realidad.
Facturación y tarjeta de embarque
Acudir de inmediato a los mostradores desiertos para desembarazarse de la maleta y recoger la tarjeta de embarque. Meterse en el baño con la mochila al hombro. Pasear sin rumbo, inspeccionar las diminutas instalaciones. Esconderse en el Madreñogiro.
Cafetería
Momento para hacer inventario frente a la televisión: mesas, sillas, clientela, publicidad. Fijarse en los espejos y observar a los camareros de refilón. Revolver el colacao caliente minuciosamente. Sacar el papel con los datos del e-ticket, llenarlo de sandeces. Darle un uso alternativo y sostenible.
Control de seguridad
Pasar sencillamente por el arco de seguridad, recuperar el equipaje de mano. Librarse de los magreos, al fin, de la Guardia Civil. Ubicarse próximo a la puerta de embarque, jugar a escribir, obtener la panorámica de la pista sabiendo que el mar está al fondo y que anochece. Desear que la luz no se vaya por completo a la hora del despegue. Anotar: Interés por ver el mar.
Aterrizaje 1
Para despegar es necesario el aterrizaje previo del avión que nos llevará a la ciudad de donde provenía. Se escucha tocar tierra de forma limpia. Se puede confiar, no habrá ningún problema.
Fotografía
Tiempo para ser requerido y fotografiar a tres niños y una mujer con la pista y el avión de fondo. Salta el flash y se presenta la seguridad de que los resultados no serán los más óptimos. Quedarse con las ganas de corroborarlo, pues la cámara es analógica.
Embarque
Sonreír y ser sonreído, adentrarse por el finger, un pequeño túnel conectado con el avión para de nuevo sonreír y recibir sonrisas y buscar el asiento. Colocar en su sitio el equipaje de mano. Distraerse cuando recitan las instrucciones de seguridad. Lamentarse porque el catering, y sobre todo las bebidas alcohólicas, son de pago.
Despegue
Luces de color azul, consignas. El mar se escapa deprisa pese a poseer un asiento de ventanilla. Una línea bien gruesa tiñe con un perfecto tono naranja el horizonte. Mar negro. La viajera de delante intenta captar la postal, lográndolo. La réflex analógica está en la mochila, fuera del alcance y descargada.
Vuelo
Enseguida el avión se sitúa en su ruta, se inclina ofreciendo sobre el puro naranja la inmensidad de un azul oscuro de noche americana. La luna se queda inmóvil coronada por una solitaria estrella. A través de la megafonía se habla de los programas de fidelización y se ofrece la carta de menú a bordo. Ligeros mareos al comprobar los precios.
Aterrizaje 2
Percibir de abajo hacia arriba la suavidad que transmiten las ruedas al contactar con la pista, el avión pierde velocidad. Mirar afuera, ver a un hombre sobre la pista, contemplar cómo es tragado, con qué simpleza uno de sus brazos desaparece en las entrañas del motor derecho. Ser despertado por una escasamente dulce azafata. Salir, arrastrarse por un finger ahora inmenso. Desembarcar.
Tránsito 2
A pie, con la ayuda de cintas y escaleras mecánicas, con el bus de tránsito entre terminales, con el metro, con un bus más de tránsito, con el metro de nuevo -cambiando incluso de línea-, con el autobús crucial que alcanza Sebastopol. Volver a la pesadilla.
Una especie de Albert Pla o Robe Iniesta a alguien quiere pinchar. Epílogo
En el mismo centro de Sebastopol el individuo de referencia se sube con nosotros profiriendo amenazas: "Tengo a ese hijo de puta metido aquí, lo voy a matar", dice señalándose con el índice la frente. "No te creas", agrega, "que tengo algún problema por pinchar a alguien".
Otro final feliz.